(De cerca, por Juan I. Morales Castañeda.) El cronista vitalicio de la ciudad capital, Isauro Rionda Arreguín, añade a su trabajo cotidiano en la puesta al día de las efemérides locales y el orden en el archivo histórico, las frecuentes consultas y entrevistas mediáticas con el tema de los próximos festejos patrios. Satisfecho de lo que va en los preparativos, vehemente al precisar sus puntos de vista y asediado por los que buscan su consejo, concede en un café de la Plaza de la Paz enésima entrevista.
—¿En qué se parecen los festejos del primer centenario de la guerra de independencia con estos bicentenarios, hay condiciones parecidas, diferentes?
—"En este momento tenemos una gran pobreza. Son condiciones muy distintas en cuanto a modernismo, son cien años de distancia. Que también Don Porfirio en su época era un México moderno, no al cien por ciento, cómo tampoco ahora es un México totalmente moderno. No lo podemos ser con 25 millones de mexicanos que viven como en el siglo XVI. Hay renglones que se adelantan y otros que se atrasan, otros que se quedan estáticos, lo mismo pasó hace cien años y sucede ahora"
—¿En el contexto de los festejos, Don Porfirio aprovecha la coyuntura para mostrar los logros de su gobierno, ahora cuál será el contenido?
—"No creo que sea el afán, ni del gobierno federal, ni de los municipales o el del estado el abrirnos como escaparate al exterior. No. Yo creo que es más bien una conmemoración muy interna, que claro va a trascender fuera de nuestras fronteras, pero es muy interna porque tenemos que conmemorar dos grandes fechas. Una es la etapa de la independencia política y otra es la etapa de la independencia social, son fundamentales. Yo creo que el festejo es mucho muy interno".
—¿El proyecto de la Expo del Bicentenario, que le parece?
—"Yo sí la veo como la feria de Sevilla. No me disgusta sino todo lo contrario. Un gran escaparate, un gran mostrador de cómo fueron nuestras gestas libertarias, me parece perfecto. Y luego que todo eso que se invierta ahí en instalaciones y demás se transforme en un desarrollo diferente, estoy también de acuerdo. Pero mira, somos un pueblo que poco lee, entonces que mejor que llevarle la historia a lo gráfico, a monitos, a grandes maquetas, con reproducciones de escenas y demás, me parece perfecto. Yo estoy muy de acuerdo. A mi me atraía eso de ese desarrollo de la Expo, pero estaba un poco preocupado en cuanto a su ubicación geográfica, cuando se dijo que iba a ser en terrenos de Silao a León, como que se sale de contexto histórico, yo pensé esa Expo debe ser en Guanajuato, o bien en Dolores Hidalgo o bien en San Miguel, ahora que ya propiamente es en Guanajuato, que además está cerca de las grandes vías de comunicación me parece perfecto en esos terrenos de Silao, además el interés de esa Expo o como se llame no es solamente local o estatal sino federal. Tengo entendido que vino el presidente de la República y habló bien de ello. Estoy muy de acuerdo".
—Hay otros paralelos. En uno de sus libros habla usted de que la guerra de independencia y antes la conjura se da en Guanajuato porque era una región muy bien comunicada para el tráfico de bienes y de ideas, ¿se compara?
—"Nada más evolución. Guanajuato sigue evidentemente bien comunicado, claro, mucho mejor que antes. Hay una relación constante entre la gente que es una forma de saber, hay un gran número de campus universitarios y otra cosa que me llena mucho de orgullo como hijo de la Universidad de Guanajuato, que se ha expandido a todo el estado, se ha dividido en cinco unidades siendo una sola para cubrir todo el estado, me parece aún mejor. Guanajuato tiene ahora un campo aéreo internacional, está lleno de carreteras, lo único que nos falta es el ferrocarril, que en 1910 se estaba construyendo, además la radio las televisoras. La comunicación me interesa a mi como información".
—En el primer centenario a Don Porfirio le interesó mostrar obras, ¿Ahora cuál será el contenido?
—"Si. Fue importante lo de las obras. Había que cacaraquear. En 1910 hizo muchísimas inauguraciones de obras muy importantes que a la fecha ahí están. Creo que lo único que falta es el hospital de los locos, que le llamaban La Castañeda que ese si lo cambiaron, de lo demás ahí está y está sirviendo".
—¿El debate, como contenido de los festejos?
—"También lo va haber. Ya empezó, ya está el debate por donde quiera, ya todas las universidades tienen sus comités, tienen sus organismos, trabajando, haciendo publicaciones, investigaciones. Los municipios del estado de Guanajuato ya todos tienen sus comités, el gobierno del estado, la Cámara de Diputados. Ya hay una efervescencia".
—¿Suficiente?
—"Yo no sé si sea suficiente en este momento, pero que va en crecendo".
—¿A tono con la importancia de los hechos históricos?
—"Yo creo que sí. El gobierno del estado va a inaugurar en estos días unas oficinas ad hoc para encargarse de estar revisando el desarrollo de todo lo que se vaya a hacer conmemorativo del 2010".
—¿Que hay del proyecto de esculpir en los cerros las figuras de los próceres?
—"¡Ahí no!, espero que no. No, mira hace muchos años, después de que se hizo El Pípila, hubo la idea de tallar a un Hidalgo en La Bufa, ¡qué bueno que no prosperó!".
—¿Es un proyecto viable?
—No. No. No. El primero que se opone soy yo, y creo que otra persona más.
En ese momento llega a la mesa, el ex rector de la Universidad de Guanajuato, don Eugenio Trueba Olivares, que con el gesto aprueba el rechazo vehemente de su amigo el historiador. -¿Por qué?
—"¿Por qué lo vas a hacer –se pregunta él mismo-; la belleza de ese cerro, ¿porqué destruirla? No. No. Por monumentos no paramos en Guanajuato. Tenemos un monumento a Hidalgo, bellísimo, es porfiriano, pero no le hace, es de México. No por favor no me espantes".
Interviene don Eugenio:
—"No todas las piedras se prestan. Allá en los Estados Unidos encontraron una roca adecuada – y así le han metido concreto, agrega Rionda Arreguín-. Está creo que en Wisconsin, son cuatro o cinco rostros, Jefferson, Washington…"
—"En la época en que era gobernador Ernesto Hidalgo –prosigue el historiador- fue cuando hubo el proyecto de hacer ese Hidalgo en La Bufa, ¡qué bueno que no prosperó! Ese cerro es bellísimo ¿Por qué lo vas a cambiar? La belleza hay que conservarla".
—La ideología, ¿que tiene que ver en los festejos?
—"¿Qué? La derecha, ¿no le deben ellos también la independencia? Aún en los ejércitos de Hidalgo hubo gente de derecha e izquierda. Yo te puedo decir por ejemplo que Abasolo era muy de derechas y Allende era muy de izquierda, por decir algo. Eso no importa. Somos mexicanos y las ideologías no importan. Mira yo entiendo que la democracia es gobernar las mayorías para llevarnos bien todos, carajo. No que porque gana uno ya estamos en pleito. No, si ganó legalmente, por mayoría de votos, que bueno y hay que ayudarlo. Yo creo que ya es justo que México de veras conozca la democracia. Llevamos cuántos años y no la conocemos, no’más la sabemos. Creo que hubo algo, unos visos de democracia allá cuando Madero, pero fue un relámpago, y no lo hemos vuelto a ver, ya es justo que la veamos. Ahorita vamos en vías de democracia, yo creo, ojalá lo logremos pronto, porque yo en mi juventud no la vi nunca. Yo vi la dictadura de un partido".
—Por último. Hay una coincidencia de fechas, 1810 la guerra de independencia, 1910 la revolución, soluciones violentas a los problemas, en el 2010 se cumplen otros cien años, es la misma pobreza, ausencia de democracia. ¿Qué ve el historiador?
—"Mira yo no creo en la historia cíclica. Si hay mucha pobreza, no lo podemos tapar con un dedo. Pero espero que se resuelvan muchas cosas, por bien mío, por bien de mis hijos, de mis nietos no sea por medio de un movimiento armado. Pero no porque ya llegamos al 2010. Aparte de la pobreza hay que ver muchas otras cosas. El movimiento de 1810 no se inicia por la pobreza del pueblo, se inicia por razones políticas. Y el movimiento de 1910, el de Madero, tampoco se inicia por la tierra ni por derechos obreros, se inicia por razones políticas: impedir la reelección".
—¿No se ven indicios ahora como hace un siglo o dos de los mismos problemas?
—"Vuelvo a decirte que yo no creo en la historia cíclica, se ven muchos indicios pero no forzosamente tienen que desembocar como en el diez del siglo pasado y del antepasado. La historia responde a circunstancias sociales y el hombre de hoy piensa muy diferente al hombre de hace 200 años. Todo eso va en relación hasta con la naturaleza, ahorita ya se ven muchos menos árboles en Guanajuato que hace 200 años, perdón por el ejemplo tan brusco, pero hasta eso tiene que ver. No me quieras llevar forzosamente a que te diga yo que las condiciones están iguales. Hay muchas que son iguales, pero no forzosamente tienen que desembocar así".