Bicentenarios

 

la actualidad de los bicentenarios

Luis Javier Caicedo

Los retos de la Comisión de Honor
del Bicentenario de la independencia de Colombia

albicentenario.com, Medellín, viernes 18 de julio de 2008

El martes 16 de julio fue instalada en la Casa de Nariño la Comisión de Honor que encabezará la conmemoración de los 200 años de la independencia de Colombia 2010, bajo la presidencia de doña Lina Moreno de Uribe, la cual quedó integrada de la siguiente manera:

Lina Moreno de UribeFilósofa, esposa del presidente de la República
Belisario Betancur CuartasEx presidente, conservador
Ernesto Samper PizanoEx presidente liberal
Andres Pastrana ArangoEx presidente conservador
Cesar Gaviria TrujilloEx presidente liberal
Jorge Orlando MeloHistoriador
Margarita GarridoHistoriadora, directora de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República
Javier Ocampo LópezAcademia de Historia de Boyacá
Adolfo Meisel RocaEconomista e historiador
10 Gustavo BellEx vice presidente
11 Jose Obdulio GaviriaAsesor presidencial
12 Santiago Díaz PiedrahitaPresidente de la Academia Colombiana de Historia
13 Luis Horacio López DomínguezSecretario de la Academia Colombiana de Historia
14 Medófilo MedinaPresidente de la Asociación Colombiana de Historiadores
15 Armando Martínez GarnicaAcademia de Historia de Santander, y UIS
16 Lidia Muñoz CorderoAcademia de Historia de Nariño
17 General José Roberto IbáñezHistoriador
18 Walwin PetersonHistoriador y agricultor de San Andrés Islas
19 Malcom DeasHistoriador inglés
20 Gilberto ToroDirector ejecutivo de la Federación Colombiana de Municipios
21 María Teresa Forero de SaadeDirectora ejecutiva de la Federación Nacional de Departamentos
22 Jaime PosadaPresidente del Colegio Máximo de Academias Colombianas
23 Elvira Cuervo de JaramilloEx directora del Museo Nacional, ex ministra de cultura
24 Monseñor Germán PinillaHistoriador
25 Dario Jaramillo AgudeloPoeta y escritor
26 Jose Dario Escobar
27 Gonzalo EspañaHistoriador
28 Lorenzo MuelasIndígena Guambiano, ex constituyente
29 Carlos Calero
30 Vicente Martínez
31 Jacobo Pérez EscobarEx secretario de la Asamblea Nacional Constituyente

La índole de la Comisión, integrada básicamente con criterios académicos, es garantía de que finalmente Colombia tendrá un Bicentenario digno de su pueblo y de la importancia de la fecha.

Sin embargo, la ceremonia de instalación, reservada y lacónica, vaciada en formato de consejo comunitario y carente de formalidades (ni siquiera se le tomó juramento a los comisionados para el ejercicio de sus cargos concejiles), recordó que el Bicentenario colombiano va a tener que romper muchas barreras, producto de la inexistencia de una voluntad política que lo respalde, porque la instalación de una magnífica Comisión de Honor no hace olvidar que el Gobierno Nacional no tenía entre sus planes celebrar el Bicentenario de la independencia en 2010 (200 años del Grito de Independencia) sino en 2019 (200 años de la batalla de Boyacá y último del proyecto Visión Colombia 2019), por lo que el impulso gubernamental de la efeméride tendrá el desmaño propio de quien hace las cosas porque le tocó, pero no por que le nacen del corazón (así éste sea grande para otras cosas).

Basta pensar que es la primera vez en los anales de la República que los actos conmemorativos de la envergadura del que se avecina se echan a andar sin que previamente una Ley proclame la efeméride, excite el espíritu público, señale un mínimo organizativo nacional, defina el compromiso de los departamentos y municipios y disponga el presupuesto correspondiente. Así había pasado en 1910, 1919, 1960 y 1969.

Más temprano que tarde la Comisión de Honor se enfrentará a la necesidad de acudir al Congreso de la República (que ya archivó dos proyectos de leyes conmemorativas en 2003 y 2007), si bien tal vez no a buscar una legitimidad que a nadie parece interesar, por lo menos para conseguir los recursos públicos que nos libren de la tristeza de tener que costear el Bicentenario sólo con fondos donados por las empresas colombianas y multinacionales y por gobiernos extranjeros (España, la ex metrópoli, ya ha destinado 1,2 millones de euros a un solo proyecto de la OEI para celebrar la independencia de sus ex colonias).

De otra parte, la Comisión de Honor deberá hacer frente a la invisibilidad del Bicentenario en la agenda pública, producto no sólo de la demora inexcusable en su convocatoria, sino también de la pérdida de la otrora versación en historia de los dirigentes de los partidos políticos –de gobierno y de oposición– y de los dueños de los medios de comunicación.

Fue decepcionante encontrar que al día siguiente de la instalación ¡de la Comisión de Honor para la celebración de los 200 años de la independencia de Colombia!, El Tiempo, El Espectador y El Colombiano, los diarios más grandes del país, no incluyeron la noticia en sus sitios web, y en su versión impresa El Tiempo sólo le dedicó un artículo en páginas interiores de 2x4” de grande, el tamaño de un aviso clasificado.

La Comisión de Honor deberá desplegar una ingente actividad dirigida a posicionar el Bicentenario en la opinión pública, que por lo menos la acerque al 103% de exposición del primer mandatario.

Otro reto de la Comisión, o no reto, sino su misión natural podría decirse, consiste en acercar a la conmemoración a los diferentes sectores de la sociedad. En la medida que, a diferencia de otros países, la Comisión Bicentenario de Colombia no tiene un carácter estamental, las organizaciones de trabajadores, maestros, campesinos, etnias, géneros y generaciones, así como las iglesias, gremios y universidades, deben ser objeto de convocación por parte de la Comisión de Honor, pues son ellas las que mejor pueden dar cuenta de cuál ha sido su contribución o padecimiento en los últimos 200 años de construcción de país (sin que esto exima a las organizaciones sociales del imperativo de plantear un Bicentenario más allá de la convocatoria oficial).

Una particular atención debe dedicar la Comisión de Honor, y en particular su presidenta, a la coordinación de las diferentes instancias ejecutivas que han venido creándose en el camino de este Bicentenario que empezó al revés, donde la Comisión Organizadora fue lo último que se creó. Muy importantes las actividades que han venido desarrollando desde febrero último la Alta Consejería Presidencial para el Bicentenario y el Ministerio de Cultura, pero da la impresión que asistimos a un Bicentenario bicéfalo, con riesgo de transformarse en tricéfalo con la creación de la Fundación Bicentenario, y en una portentosa Hidra en cuanto entre a operar el Comité Intersectorial previsto, que, compuesto de seis ministerios y el Departamento Nacional de Planeación, tendrá a su cargo la ejecución de los programas y proyectos conmemorativos. Aquí cabe tener en cuenta también las relaciones de la Comisión con las otras ramas y órganos del poder público.

La Comisión de Honor no puede desentenderse tampoco de dos frentes insoslayables (si todavía se puede hablar de frentes en el sentido castizo de esta palabra): el territorial y el internacional. Cómo vincular a los Departamentos y Municipios, cómo llegarle a los colombianos en el exterior y de qué manera hacer presencia activa en el Bicentenario Latinoamericano 2009-2010-2011 en marcha.

Tal vez una distribución en subcomisiones permitiría a la Comisión de Honor atender las diferentes facetas de la organización del Bicentenario, como las señaladas, para que el buen número de sus integrantes no haga ver infuncional un organismo tan necesario y tan largamente esperado, salvo –claro está– que las funciones de la Comisión sean meramente honoríficas, como su nombre podría sugerirlo.

Sería interesante que la Comisión de Honor dedique parte de sus primeras sesiones a definir los escenarios temporal y territorial del Bicentenario. En lo temporal, es casi impensable volver a plantear desde ahora una conmemoración hasta 2019, pero no lo es tanto concebir que la vigencia de la Comisión y del Bicentenario vaya hasta 2011, para comprender el segundo centenario de la Independencia de Cartagena (11 de noviembre de 1811), que también es una Fiesta Nacional.

En lo territorial, la celebración no debiera limitarse a los hechos acontecidos en Bogotá el 20 de julio de 1810, sino recuperar en la memoria pública que ese mismo año de 1810, antes que en la capital, hubo importantes sublevaciones periféricas, que no deben ser tenidas –200 años después– como meros antecedentes del Grito de Independencia, sino parte integral del mismo, como fueron los movimientos independentistas de Pore, Casanare (15 de febrero), Cartagena (22 de mayo), Mompox (2 de julio), Cali (3 de julio), Pamplona (6 de julio) y El Socorro, donde el 10 de julio de 1810 se libró la última y más trascendente batalla de los Comuneros, que apuntaló la revolución de Bogotá diez días más tarde.

Para terminar, es preciso meditar en que con la instalación de la Comisión de Honor comenzó en forma el Bicentenario en Colombia, lo cual nos pone en plan de tratar de desatrasarnos de unas conmemoraciones que Chile empezó desde el año 2000; España desde 2002 (y eso que perdió esa guerra); Bolivia y Ecuador desde 2004; México y Argentina desde 2005; Venezuela desde 2006, y nosotros apenas este año, junto con El Paraguay y El Salvador.

Luis Javier Caicedo
Asesor de comunidades indígenas
Editor de la página www.albicentenario.com
Sitio no oficial dedicado a los 200 años de la
Independencia de Colombia y de Latinoamérica.

 

 
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