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Himno nacional argentino

Himno nacional argentino
(Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, Barcelona 1909, tomo 6, página 115.)

    ¡Oíd mortales el grito sagrado
Libertad, libertad, libertad,
Oíd el ruido de rotas cadenas,
Ved en trono a la noble Igualdad,
Ya su trono dignísimo abrieron
Las Provincias Unidas del Sud,
Y los libres del mundo responden
Al gran pueblo argentino salud!

                CORO
    Sean eternos los laureles
    Que supimos conseguir
    Coronados de gloria vivamos
    O juremos con gloria morir.

    De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
La grandeza se anida en sus pechos;
A su marcha todo hacen temblar,
Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huecos revive el ardor,
Lo que ve renovando en sus hijos
De la patria el antiguo esplendor.

    Pero, sierras y muros se sienten
Retumbar con horrible fragor:
Todo el país se conturba con gritos
De venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel;
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a lid más cruel:

    ¿No los veis sobre Méjico y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¡No los veis sobre el triste Caracas
Luto y llanto y muerte esparcir!
¡No los veis devorando cual fieras
Todo pueblo que logran rendir!

    A vosotros se atreve, argentinos
El orgullo del vil invasor,
Vuestros campos ya pisa contando
Tantas glorias hollar vencedor,
Mas los bravos que unidos juraron
Su feliz libertad sostener,
A esos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer.

    ¡El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor!
El clarín de la guerra cual trueno
En los campos del Sur resonó:
Buenos Aires se pone a la frente
De los pueblos de la ínclita unión,
Y con brazos robustos desgarra
Al ibérico altivo león.

    San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental,
Son letreros eternos que dicen:
Aquí el brazo argentino triunfó,
Aquí el fiero opresor de la patria
Su cerviz orgullosa dobló.

    La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió,
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio;
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la libertad,
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.

«Himno nacional. Por encargo de la Asamblea general constituyente del Río de la Plata (1813), el doctor Vicente López y Planes, miembro de ella, compuso el himno nacional, que fue adoptado en Mayo del mismo año, y que consta de un coro y 18 estrofas de cuatro versos, de las que, por disposición del Congreso argentino, sólo pueden cantarse actualmente la primera y la última. Esta acertada resolución se tomó para no seguir recordando viejos odios ya extinguidos y sin razón de ser, y para no herir en modo alguno la susceptibilidad de la madre patria y de los innumerables españoles que viven y trabajan en el país. La música del himno fue compuesta por el maestro de capilla catalán don Blas Parera.

La primera estrofa acompañada del coro constituyeron el himno tal como se canta hoy. Aquella ha sido compuesta de las estrofas primera y última del antiguo himno, suprimiendo los cuatro últimos versos de la una, que decían:

Se levanta a la faz de la tierra
Una nueva y gloriosa Nación,
Coronada su sien de laureles,
Y a sus plantas rendido un león.

y los cuatro primeros versos de la otra, que decían:

Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín,
Y de América el nombre enseñando
Les repite: ¡Mortales, oíd!»

(Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, José Espasa e Hijos Editores, Barcelona 1909, tomo 6, página 116.)

 

 
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